SESION IV
PRODUCTO
¿Qué es la narrativa?
Dentro
del campo literario, la narrativa es el género literario que recopila distintos
textos como el cuento, la novela, el relato, entre otros, cuya característica
principal es la descripción de acontecimientos ocurridos a partir de un
conflicto central. Cabe destacar que se escriben en prosa y que de manera
general tienen un carácter ficticio.
¿De qué manera apoya a la enseñanza de
la Historia?
Sería
interesante apoyar la enseñanza a través de narraciones que ayuden al alumno a
comprender el contexto y los elementos que rodean cada acontecimiento.
¿Por qué te interesó narrar tal
personaje o situación del texto investigado?
Porque
es un personaje que ha creado mucha controversia ya que por una parte creó
muchos beneficios al país al querer involucrar a México como uno de los países
capitalistas y proveedor de materias primas y por otra la situación que vivía
la población indígena sobre la explotación, etc.
¿De qué manera integraste la
información reunida en tu narración?
Buscando
en diferentes fuentes de información, en internet, revistas, libros, libros de
texto para poder saber más del personaje histórico de Díaz.
¿Qué preguntas nuevas te surgen acerca
de la investigación y sobre qué preguntas de las que realizaste en sesiones
anteriores comienzas a ver respuestas
¿Por
qué nunca apoyó a los grupos indígenas siendo del de origen humilde?
-
¿Por
qué Díaz nunca convirtió a México en potencia?
¿Qué crees que aportan las demás
narraciones de los miembros de tu equipo a la interpretación del tema
investigado?
Mucho
ya que se enriquece el trabajo a través de diferentes opiniones, fuentes de
información en donde ellos investigaron el tema.
NARRACION FICTICIA
Con el proceso de paz en marcha, Porfirio dio el siguiente paso para consolidar su poder personal.
Fue respetuoso de las formas constitucionales y dejó la presidencia el primero de diciembre de 1880.
Sin embargo, todo estaba arreglado.
El sucesor era su compadre Manuel González, quien debía cuidarle la silla presidencial durante los cuatro años siguientes para luego devolvérsela.
Elevó a Manuel González a la presidencia primero, pero después desconfió de él...
En sus conversaciones privadas le desprestigiaba cuanto podía, y solía decir de él con gracejo aparentemente compasivo:
"Lástima de mi compadre. Hubiera sido un buen gobernante a no ser por su invencible tendencia a la asimilación (esto es, al robo)".
En una ocasión Díaz visitó a González en Palacio Nacional, y luego de intercambiar algunas palabras sin importancia Porfirio le dijo:
"Pues bien compadre, tengo que confesarle que no estoy interesado en regresar al poder en 1884".
Don Manuel lo miró fijamente, acto seguido abrió algunos cajones de su escritorio y comenzó a buscar algo. Extrañado, Porfirio le preguntó:
"¿Y que está buscando, compadre?".
A lo que González respondió:
"Al tonto que se lo crea.
Cierta vez, un individuo de modales exquisitos, perfumado y bien vestido, con traje negro y pañuelo de seda en el bolsillo del saco, me visitó en la pequeña vivienda en la que habitaba con mi familia por la zona de la Merced, para invitarme a trabajar en el gobierno, tal vez como maestro de dibujo.
Tendría un ingreso fijo.
Por supuesto que me negué: jamás trabajaría para una dictadura, y mucho menos para Don Porfirio Díaz.
Mi respuesta no provocó en aquel hombre nada. Así que, sin medir las consecuencias tomé valor.
El remedo de hombre, que permanecía de pie a pesar de mis súplicas de que tomara asiento, me dijo con una sorprendente simpatía, absolutamente fuera de lugar en esas circunstancias:
-Mire usted, don Porfirio Díaz siempre ha sostenido que con hueso en el hocico ni muerde ni ladra, y por lo mismo, a usted debe convenirle un cargo público bien remunerado a cambio de que se abstenga de seguir alterando la paz del gallinero. A un señor dibujante como usted le convendría salir de esta jaula y vivir con dignidad.
A pesar de las amenazadoras palabras de aquel señor, jamás abandoné la idea de que algún día el pueblo mexicano tuviera la oportunidad de expresarse libremente
Por aquellos tiempos, en que México atravesaba momentos en que la moral lo era todo, Porfirio enfrentó situaciones en que tuvo que doblar y cambiar (aunque sea por breves momentos) su forma de pensar.
LEIDY
MARIANA TELLEZ RANGEL
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